Aunque
descifrar los ingredientes de este licor fue sencillo (ron, coco y azúcar), ha
sido el licor más difícil de elaborar, fue un reto obtener un licor con sabor a
coco y cristalino a la vez. Voy a contarles mi experiencia.
Lo primero
que tuve que determinar fue la proporción de ron y coco en el macerado, resulta
que el coco rayado absorbe mucho líquido y me costó trabajo llegar a una medida
ideal. Poco coco, no da sabor y mucho coco, absorbe todo el ron. Entonces ¿Cuál
es la proporción correcta de macerado? Esta es la pregunta más difícil de
contestar para un licorero artesano. Mi humilde opinión dice que para el coco
es un 20% y para el ron 80%.
Pero ese no
es el único problema que encontré. El coco está lleno de grasa que se acumula
en la parte superior del frasco de maceración. Cuesta mucho trabajo separar
esta grasa, además la grasa roba mucho sabor. Así descubrí que se debe agitar
el frasco todos los días, para que el alcohol del ron extraiga los sabores que
se acumulan en la grasa. Les dije que este licor es duro de hacer. Y no les he
contado lo que cuesta abrir un coco y rallarlo. Por suerte en mi país venden el
coco rallado y deshidratado.
Después viene
el reto de separar el licor de la materia vegetal, la grasa se adhiere en todas
partes. Aquí recomiendo usar primero una malla de acero inoxidable, las mismas
que se usan en la cocina y luego un filtro de algodón. El coco absorbe mucho
líquido, se debe presionar al máximo. Notamos que el licor, una vez filtrado se
ve totalmente turbio. La única solución a esto es dejar el licor en el
refrigerador hasta 5 días para que los solidos se depositen en el fondo y las
grasas se acumulen arriba. Entonces, con un sifón de cervecero, extraemos el
licor. Casi olvido decirlo, si logras rescatar la grasa la puedes usar para
cocinar o para hacer cosméticos. Es una grasa natural, sin químicos y con un
agradable aroma a coco.
Después de
esto ocurre un fenómeno decepcionante. La cantidad de licor casi se ha reducido
a la mitad. Además, notamos que nuestro
licor no es para nada transparente, como lo es el Malibú. Les cuento un chisme:
el Malibú está cargado de químicos que yo, por mi bienestar personal, he
decidido no utilizar. Para mí no es un problema producir un licor turbio,
delicioso y saludable.
Pero no se
desanimen, el licor queda delicioso, tengo que decirlo, queda mejor que el
original, no tiene comparación. Un licor artesanal tiene toda una gama de notas
que un licor comercial no tiene. Yo no me arrepiento de este trabajo, porque el
resultado fue gratificante.
El Malibú
tiene un 18% de azúcar y 20% de alcohol, la receta que diseñé tiene esas mismas
características, si se siguen los pasos al pie de la letra. Tampoco será
catastrófica obtener más o menos alcohol o azúcar.
Ya no los
atraso más, aquí está la receta para obtener 1700 ml de licor:
Ingredientes
500 g de
Coco rallado.
2000 ml de ron
blanco al 40 %.
150 g de
azúcar.
550 ml de
agua.
Procedimiento
Macerar en
un frasco de vidrio hermético el coco y el ron durante un mes y agitar
fuertemente una vez al día.
Filtrar la
materia vegetal sólida con malla de metal y luego con algodón. Recomiendo presionar
la pulpa del coco para extraer la mayor cantidad de líquido.
Macerar en
un frasco de vidrio, dentro del refrigerador, 5 días. Extraer la fase de licor
con un sifón de cervecero. Este paso se puede repetir una vez más.
Lo ideal es
alcanzar aproximadamente 800 ml de licor.
Colocar el
agua y el azúcar en una olla, calentar y revolver hasta que el azúcar se
disuelva por completo.
Una vez que
el jarabe se enfríe lo juntamos con el licor.
Ya es hora
de embotellar.
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